La placenta es un órgano maravilloso del que a veces, no se oye hablar mucho o se conoce poco.
Cuando estás embarazada, comienzas a sentir la magia, un nuevo ser se está gestando en tu interior, te imaginas cómo será tu vida con ese nuevo bebé, con el tiempo sientes como se va moviendo dentro de ti, y es precioso sentir todo eso. A la vez que va creciendo tú bebé, va creciendo también la placenta, que comparte y protege la vida de tu bebé y la tuya.
La placenta se desarrolla dentro del útero durante el embarazo, se encarga de aportar oxígeno y nutrientes al bebé y eliminar los desechos de la sangre del bebé. Está unida a la pared del útero.
Unido a la placenta está el cordón umbilical, que está formado por una vena que lleva al bebé sangre oxigenada y rica en nutrientes, y dos arterias que transportan del bebé a la madre la sangre sin oxígeno para ser regenerada en su sistema circulatorio. La pared umbilical está revestida por una gelatina que se llama Gelatina Wharton. Se recomienda el pinzamiento tardío del cordón umbilical, retrasarlo 3 minutos o hasta que el cordón deje de latir, para que siga pasando la sangre de la placenta al bebé y haya menos riesgo de anemia.
La placenta, ese órgano tan maravilloso, gracias al cual es posible el embarazo, pesa entre 500gr y 600gr y tiene forma parecida al Árbol de la Vida. Genéticamente es exacta a tu bebé.
En muchos hospitales, la placenta se desecha, es considerada como desecho orgánico, y ni siquiera la madre la ve tras el alumbramiento. Sin embargo, algunas madres y padres optan por conservarla después del parto. En otras culturas, la placenta es sagrada y venerada, y se hacen diferentes rituales para honrarla.
También hay una práctica, que se llama Nacimiento Lotus. Consiste en dejar la placenta unida al bebé a través del cordón umbilical, tras el nacimiento del bebé y el alumbramiento de la placenta. Se utilizan diferentes técnicas de secado y conservación para que la placenta y el cordón se vaya secando hasta que se desprenda, lo que es esperable que pase entre el tercer y el décimo día.
Si has decidido conservar la placenta o te lo estás planteando, hay varias opciones que puedes hacer con tu placenta, darle diferentes usos, bien sea como agradecimiento, como recuerdo, para obtener sus beneficios o como una forma de honrarla.
Impresión de placenta.
Un bonito recuerdo es hacer una impresión de placenta, sobre un papel, un lienzo o una tela, para poder ponerlo donde desees.
Enterrar la placenta.
Se puede enterrar en la tierra o en una maceta junto a un árbol o planta como agradecimiento y que sirva de nutriente para esa planta y crezca a la vez que crece tu bebé.
Placentofagia.
Consiste en comer o tomar la placenta o parte de ella, con lo que se obtienen diversos beneficios.
Existen diferentes métodos.
● Encapsulación de la placenta.
Mediante una técnica de secado, previa cocción, se deshidrata la placenta, se tritura para hacerla polvo y se mete en cápsulas para que la madre se las vaya tomando inmediatamente y durante el puerperio.
● Batido de placenta.
Se puede preparar un zumo de frutas con un trozo de placenta y tomarlo después de dar a luz.
Tomar la placenta cocina o hervida con alguna receta.
● Tintura de placenta.
Tintura madre. Se extraen los ingredientes activos de la placenta en una solución hidroalcohólica. La tintura madre sirve para acompañar a transitar cualquier proceso emocional. Es útil a nivel estructural en casos de quemaduras, fracturas, cirugías…
● Crema o pomada.
Se realiza con aceite de la placenta combinada con hierbas medicinales. Se obtiene una pomada para uso externo y puede utilizarse para diferentes usos.
● Atrapasueños con el cordón umbilical.
Una hermosa forma de conservar el cordón umbilical de nuestro bebé es hacer con él un atrapasueños y colocarlo cerca de donde duerme tu bebé.
● Tambor de amnios.
También se puede hacer un tamborcito con el amnios, que es la membrana que ha envuelto a tu bebé durante los 9 meses que ha estado dentro de tu útero y hacerlo sonar en momentos especiales o para calmar a tu bebé. Ese sonido recuerda a los latidos del corazón que escuchaba tu bebé desde el útero.
Estas son algunas de las opciones que puedes escoger, puedes elegir una o varias, ya que se pueden complementar.
Si no has decidido qué hacer con la placenta, puedes congelarla o secarla, y más adelante, cuando lo sientas, decidir qué hacer con ella.
Si deseas tener más información o deseas profundizar más en el tema, desde ekamdoulas podemos brindarte esa información y apoyo.
Hay un libro muy bonito, que habla de una forma muy respetuosa sobre la placenta, se llama La Placenta, El Chakra Olvidado, de la autora Robin Lim.
“Las raíces de los árboles, absorben la humedad y los nutrientes de la Madre Tierra y, después, por medio de la precipitación, devuelven esa agua vivificante a la atmósfera terrestre: de ahí el milagro de la lluvia. A su vez, los árboles transforman el dióxido de carbono en vivificante oxígeno. Por medio de la lluvia y del aire, los árboles también purifican nuestra atmósfera. En las Placentas de los mamíferos superiores vemos reflejada esa relación. Las Placentas son una aventura conjunta de madre e hijo. Esas funciones exactas de aportar nutrientes, humedad y oxígeno son las que mantienen la vida en la Tierra, así como la vida en el útero.” Robim Lim – “La Placenta, el Chakra olvidado”
¿Conocías todos estos usos de la placenta?.
1 Comment
Lala Jimenez
Me encantaría un artículo con detalles o quizás un taller en línea donde puedas guiarnos en cómo llevar a cabo estas maravillosas sugerencias.
Por ejemplo el atrapa sueños con el cordón. O enterrar la placenta. Suena sencillo pero a la hora de descongelar la placenta muchas cosas pasan, como que el olor es fuertísimo y la energía que se desemboca te hace sentir cosas casi como en un estado alterado de conciencia y es importante al menos así lo sentí, tener una guía de como y que hacer con todo eso!